En Barquisimeto
La señal de un acto
Ayer, en el Domo Bolivariano de Barquisimeto, el gober-nador de Lara, Henri Falcón, uno de los líderes que se ha atrevido a enfrentar cara a cara a Chávez y su cohorte militar, logró reunir en un acto de masas no solo a una multitud popular que expresó su crítica al Gobierno, sino que requirió con urgencia a los partidos opositores la formación de un Frente Progresista por el Cambio.
Para el gobernador Henri Falcón, lo importante en este momento histórico es definir un escenario en el cual podamos ser "un país de iguales, sin mesías" (...) y por tanto lanzó un llamado a la unidad "para conseguir la democracia, para vivir en tolerancia y respeto". Alertó sobre la necesidad de "construir la Venezuela que el país desea, y que se hará en la Mesa de la Unidad y más allá de la Mesa de la Unidad Democrática".
Esta última y crucial frase, en el sentido de que se debe ir "más allá de la Mesa de la Unidad", resulta fundamental para quienes desde la oposición no se identifican con los partidos que integran la MUD, muy aparte de sus logros y sus defectos. Porque la MUD para el gran escenario del país no es la gran caja de las alcancías donde todo está depositado de antemano. Al contrario, la mesa debe ser un lugar de múltiples convergencias y no de hegemonías corruptas heredadas del pasado.
Si la MUD se establece sobre los escombros de los partidos de la cuarta república, pues estamos perdidos como venezolanos.
Hacia atrás hay muchas obras y conquistas pero también inmensas corruptelas y múltiples complicidades. Lo que la nueva Venezuela quiere supera en mucho las intriguillas de quienes fueron factores de la debacle de la democracia. A estas alturas, no podemos permitir que los sepultureros de nuestra democracia ahora se levanten como sus salvadores. Por favor, esa vía está clausurada para siempre.
De manera que se debe establecer un escenario en el cual resplandezca una cierta virtud pública, una capacidad de enfocarse en los problemas populares tanto tiempo abandonados por la socialdemocracia y el socialcristianismo. El éxito de los bolivarianos decreta y refleja el abandono brutal del los partidos tradicionales hacia la atención de los sectores populares. No hay que olvidarlo.
Ahora se presenta la escogencia de un candidato presidencial en un conciliábulo de partidos, como si ellos no tuvieran nada que ver con la tragedia que vivimos. Se creen inocentes, pero la opinión pública no les cree. Y cómo les va a creer si no han hecho el más mínimo arrepentimiento. Siguen igualitos, haciendo trampas. Por ese camino se va a perder en 2012.
Cómo sería de maravilloso que la oposición entera (y no la MUD) pudiera intervenir popularmente en la elección del candidato presidencial. Con la participación de los gremios, de los sindicatos, de los trabajadores, de los estudiantes, de los habitantes de las urbanizaciones y los barrios. De la gente, de la multitud que todo lo puede y lo dice.
Para el gobernador Henri Falcón, lo importante en este momento histórico es definir un escenario en el cual podamos ser "un país de iguales, sin mesías" (...) y por tanto lanzó un llamado a la unidad "para conseguir la democracia, para vivir en tolerancia y respeto". Alertó sobre la necesidad de "construir la Venezuela que el país desea, y que se hará en la Mesa de la Unidad y más allá de la Mesa de la Unidad Democrática".
Esta última y crucial frase, en el sentido de que se debe ir "más allá de la Mesa de la Unidad", resulta fundamental para quienes desde la oposición no se identifican con los partidos que integran la MUD, muy aparte de sus logros y sus defectos. Porque la MUD para el gran escenario del país no es la gran caja de las alcancías donde todo está depositado de antemano. Al contrario, la mesa debe ser un lugar de múltiples convergencias y no de hegemonías corruptas heredadas del pasado.
Si la MUD se establece sobre los escombros de los partidos de la cuarta república, pues estamos perdidos como venezolanos.
Hacia atrás hay muchas obras y conquistas pero también inmensas corruptelas y múltiples complicidades. Lo que la nueva Venezuela quiere supera en mucho las intriguillas de quienes fueron factores de la debacle de la democracia. A estas alturas, no podemos permitir que los sepultureros de nuestra democracia ahora se levanten como sus salvadores. Por favor, esa vía está clausurada para siempre.
De manera que se debe establecer un escenario en el cual resplandezca una cierta virtud pública, una capacidad de enfocarse en los problemas populares tanto tiempo abandonados por la socialdemocracia y el socialcristianismo. El éxito de los bolivarianos decreta y refleja el abandono brutal del los partidos tradicionales hacia la atención de los sectores populares. No hay que olvidarlo.
Ahora se presenta la escogencia de un candidato presidencial en un conciliábulo de partidos, como si ellos no tuvieran nada que ver con la tragedia que vivimos. Se creen inocentes, pero la opinión pública no les cree. Y cómo les va a creer si no han hecho el más mínimo arrepentimiento. Siguen igualitos, haciendo trampas. Por ese camino se va a perder en 2012.
Cómo sería de maravilloso que la oposición entera (y no la MUD) pudiera intervenir popularmente en la elección del candidato presidencial. Con la participación de los gremios, de los sindicatos, de los trabajadores, de los estudiantes, de los habitantes de las urbanizaciones y los barrios. De la gente, de la multitud que todo lo puede y lo dice.
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